viernes, 11 de enero de 2013

Vivir para devolver a la humanidad

Habían pasado un par de meses desde que me fui de casa del abuelo en las montañas, a veces tenía la sensación de que nos hablábamos telepáticamente, pero desconocía si él me escuchaba.
Regrese a casa y ahí me aleje nuevamente de todos y de  todo, solo convivía con mis más cercanos, amigos y conocidos no entendían de esto, solo sabían que lo hacía, me decían que a veces vivía en la nada, estaban lejos de comprender la realidad pues todo lo veían atreves de los ojos y esquemas sociales.
Cada que me iba a la casa del abuelo obtenía fuerza, obtenía una energía desconocida por mí, y con el tiempo aprendí a recolectar esta vibración dentro de mí, para cuando regresara al mundo ordinario, no cediera ante los acuerdos de la sociedad, y mis hábitos de pensamiento viejos, no surcaran por mis andares.
Era de mañana y comenzaba con la práctica de la medicina ancestral, la vibración fue tan perfecta y sincrónica que los perritos comenzaron a ladrar antes que tocaran el timbre, sentí una sensación rara cuando me acercaba a la puerta…Era el abuelo que estaba de visita.
Nos sentamos a conversar, y en una de esas me dijo: ¡te han escogido! –Sin tiempo para continuar lo interrumpí- Le dije con mucha seriedad que eso de los escogidos no me sonaba, los hermanos mayores habían emitido el llamado a la población en general, y más que escoger había levantado la mano, me había ofrecido al servicio, de una forma voluntaria.  Una ligera sonrisa esbozo su rostro y continuo: “todo lo que vayas aprendiendo y observando, intégralo a tu vida, intégralo a tu psique, cuando lo hagas vas a sacar frases inmortales, atemporales, hoy existe la cultura del copiar y pegar, deja eso de lado, se que todo lo que ves y vives puedes procesarlo, para devolverlo a la humanidad…los que adentran a los  misterios de la fuente y bajan información,  en sus ganas de ser y convertirse dejan sus iniciales por doquier, pensando que de ellos brotaron, olvidando que nunca estamos solos, pero solo pocos logran adentrarse y no porque este reservado para pocos, si no porque el hombre ha aprendido a darse el tiempo, viven las cosas, se hacen fieles asistentes a ceremonias y eventos pero no procesan lo vivido, debemos digerir todo lo que vivimos para devolverlo a la humanidad”. Cuando termino de hablar nos veíamos fijamente a los ojos, de pronto nos reímos y continuamos con la charla…

El abuelo



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