Habían pasado un par de meses desde que me
fui de casa del abuelo en las montañas, a veces tenía la sensación de que nos hablábamos
telepáticamente, pero desconocía si él me escuchaba.
Regrese a casa y ahí me aleje nuevamente de
todos y de todo, solo convivía con mis más
cercanos, amigos y conocidos no entendían de esto, solo sabían que lo hacía, me
decían que a veces vivía en la nada, estaban lejos de comprender la realidad
pues todo lo veían atreves de los ojos y esquemas sociales.
Cada que me iba a la casa del abuelo obtenía
fuerza, obtenía una energía desconocida por mí, y con el tiempo aprendí a
recolectar esta vibración dentro de mí, para cuando regresara al mundo
ordinario, no cediera ante los acuerdos de la sociedad, y mis hábitos de
pensamiento viejos, no surcaran por mis andares.
Era de mañana y comenzaba con la práctica
de la medicina ancestral, la vibración fue tan perfecta y sincrónica que los
perritos comenzaron a ladrar antes que tocaran el timbre, sentí una sensación rara
cuando me acercaba a la puerta…Era el abuelo que estaba de visita.
Nos sentamos a conversar, y en una de esas
me dijo: ¡te han escogido! –Sin tiempo para continuar lo interrumpí- Le dije
con mucha seriedad que eso de los escogidos no me sonaba, los hermanos mayores habían
emitido el llamado a la población en general, y más que escoger había levantado
la mano, me había ofrecido al servicio, de una forma voluntaria. Una ligera sonrisa esbozo su rostro y
continuo: “todo lo que vayas aprendiendo y observando, intégralo a tu vida, intégralo
a tu psique, cuando lo hagas vas a sacar frases inmortales, atemporales, hoy
existe la cultura del copiar y pegar, deja eso de lado, se que todo lo que ves
y vives puedes procesarlo, para devolverlo a la humanidad…los que adentran a
los misterios de la fuente y bajan información,
en sus ganas de ser y convertirse dejan
sus iniciales por doquier, pensando que de ellos brotaron, olvidando que nunca
estamos solos, pero solo pocos logran adentrarse y no porque este reservado
para pocos, si no porque el hombre ha aprendido a darse el tiempo, viven las
cosas, se hacen fieles asistentes a ceremonias y eventos pero no procesan lo
vivido, debemos digerir todo lo que vivimos para devolverlo a la humanidad”. Cuando
termino de hablar nos veíamos fijamente a los ojos, de pronto nos reímos y
continuamos con la charla…
El abuelo
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